miércoles, 27 de marzo de 2013

Yo estudié en un colegio de filosofía Summerhill

Cuando estaba pequeña tenía algunas dificultades para aprender causadas por el déficit de atención. Tener déficit de atención no solo dificulta el aprendizaje sino que hace de las relaciones con los pares algo un poco difícil pues siempre te ven como la niña rara. Yo sabia que algo no estaba bien pero no sabía qué. En el  Gimnasio Campestre los grupos eran pequeños y teníamos un seguimiento personalizado, si no queríamos entrar a la clase no era problema pues siempre había algo nuevo que hacer, teníamos una huerta y mucho campo verde para explorar. No recuerdo nunca haber estado obligada en alguna clase, usualmente siempre prefería estar pintando o explorando el mundo, nunca vi ningún problema en ello hasta que entré al bachillerato y me encontré con que poco o nada sabía de las áreas de ciencias o matemáticas. Para mi fue desafortunado haber salido de la primaria (no había todavía bachillerato) a una escuela regular donde eramos 60 en cada grupo y las clases eran de carácter obligatorio, para mi fue muy duro el primer año de bachillerato pues ahí si estaba obligada a hacer cosas que no quería y  a permanecer sentada escuchando la voz monótona de un profesor, tuve que adelantarme pues nada de lo que se suponía tenía que saber sabía pero también me di cuenta que no necesitaba de nadie para hacer mis cosas, era autónoma en mis tareas diarias y en el colegio si no estaba la profesora no me ponía el salón de clases "de ruana" como las demás que siempre necesitaban del ente fiscalizador, por ende los regaños no me tocaban y si de alguna manera llamaban la atención al grupo en general, no me molestaba que lo hicieran. Me dí cuenta que  las visitas a colegios masculinos no me arrebataban el aliento y cuando estábamos más grandes sabía muy bien que quería ser y hacer, no me daba risa ni miedo las diversidades funcionales pues en la primaria teníamos compañeros con Síndrome de Asperger, Síndrome de Down y muchos niños como yo con déficit de atención. Si bien es cierto que no tenia las competencias intelectuales de mis demás compañeras, esas competencias y destrezas las fui desarrollando con trabajo y disciplina pero aprender a ser y aprender a vivir con otros es algo que debe aprenderse desde pequeño, los contenidos poco a poco se fueron internalizando hasta llegar al nivel estándar de lo que se  supone tenia que saber para la prueba del Icfes pero las habilidades del pensamiento, la creatividad, sensibilidad y saber desde pequeña mis destrezas para el arte solo fueron posibles gracias a una filosofía de vida que impulsaba la metacognición, el auto descubrimiento y auto regulación, la filosofía Summerhill.  Giovanna Faccini

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